Ensayo 5:05, 25 Nov 2018.

La perfección del mecanismo de un reloj de bolsillo, dividida en cada una de sus partes, tan pequeñas como importantes, forman una entidad que, de no ser por su milimétrica conexión preestablecida,
serían completamente inútiles en un contexto individual, nunca podrían dejar de formar una simbiosis estrictamente forzada por una función global superior a ellas.

Por un momento, pensemos en que una de ellas ha conseguido llegar a un plano superior a sus hermanas, donde puede hacer su función sin necesidad de seguir trabajando en la cadena, al principio estaría asustada y actuaría con normalidad pero, gradualmente, vería cosas que antes no, pensaría, cosa que antes no y, es así como una pieza más del mecanismo, puede darse cuenta que su cometido no tiene sentido. 

Al menos, no para su conocimiento superior al de sus coetáneas, de las cuales sabe que no tienen dicha facultad, entonces y solo entonces, la pieza en cuestión daría paso a un crecimiento en el cual ya no se preocuparía por las otras, ya no se preocuparía por el reloj, ya no se preocuparía por su mundo y, desde un punto de vista omnisciente dejaría de lado sus precedentes y pasaría a rechazar su forma como pieza, optando por no tener una solidez mayor a la de un fluido, para adaptarse a la existencia cambiante en la que, se ha dado cuenta que es presa, mientras, sus viejas cómplices piensan que son libres en una caja de cristal.

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