Alma Oscura

Hubo tiempo donde el lobo
no necesitaba anillos.
Hoy su escudo plateado
ha perdido todo el brillo,
murió el abejorro
y el león está perdido.

Se baña en la ceniza
donde hubo una hoguera.
Se alimenta de las chispas
de las almas descarriadas.
Poco queda de la fiera,
que reinaba la camada.

Ahora que su abismo
le conquistó en su adentro,
trata de lamer su herida
mientras se va decidiendo.

En poner una tirita
para un daño sempiterno,
o cortar la vida misma
y que acabe el sufrimiento.

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