Dualidad
La niña pintora levanta la mirada,
y observa impaciente su obra inacabada.
El lienzo compuesto de rojo y de negro,
habla con matices para el ojo experto.
Sombras que se entrelazan con otras,
y sucesivamente forman figuras,
que sucesivamente forman sombras,
y sucesivamente no las forman.
Tan grande como el imaginario permite,
tan repleto de cosos indescriptibles,
pero a su vez tan desolador, vacío de vida,
tan desgarrador, indescifrable enigma.
Su lengua mutilada por falta de temor,
insinúa que no terminará de pintar,
un lugar frío, oscuro y acogedor,
al fin y al cabo, un hogar.
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